Que tal han ido las vacaciones? os queda poco ? estáis deseando iros verdad? yo acabo de volver de mi semanita en el paraíso, mi paraíso está a dos horas de Madrid y se llama Formentera, para los que no hayáis estado os lo recomiendo, ni caribe ni leches las mejores playas de España y os lo dice alguien de Santander jajjaja.
Bueno el caso es que vuelves relajado, morenito y feliz, que pena que solo sea una semana al año, yo ya estoy deseando volver...
Hoy os traigo una reflexión muy interesante a cerca de como influye lo que comemos en nuestro estado de ánimo y más interesante aún, porque comemos lo que comemos cuando nos sentimos de una manera u otra.
Todos os habréis dado cuenta de que no os apetece comer lo mismo en verano que en invierno, ni cuando estas alegre, triste, enfadado... el cuerpo te pide diferentes cosas pues vamos a analizar estos temas y entenderéis muchos de vuestros deseos culinarios.
Una dieta saludable nos ayuda a sentirnos bien, esto os lo he dicho miles de veces pero no sabéis hasta que punto es cierto!!!! en nuestro intestino existen muchas terminaciones nerviosas que envían informaciones al cerebro y por lo tanto, prevenir las alteraciones intestinales nos ayuda a mantener bajo control las emociones. Llevar una dieta suficiente en micronutrientes, con buena cantidad de fibra soluble, probióticos y agua es un mimo para nuestro aparato digestivo. Por el contrario una mala alimentación puede producirnos depresión, de hecho una dieta pobre en antioxidantes y rica en grasas trans puede alterar nuestro estado emocional.
Muchas veces se nos olvida que adaptarmos al ambiente cultural, social y familiar es una necesidad y nosotros lo hacemos, nos adaptamos a la naturaleza que nos envuelve comiéndonosla: la procesamos y la convertimos en una identidad humana, de modo que cuando es adecuada puede conectar con lo que está a nuestro alrededor y es entonces cuando estamos sanos.
Los alimentos pueden establecer una relación directa con el estado psicológico. A continuación voy a mostraros algunas de estas relaciones con las carnes, los huevos, los lácteos, la sal, los dulces, el chocolate, las golosinas, los aceites, los fritos y las harinas.
1. LAS CARNES: no nos olvidemos que la carnes proviene de un animal que ha sido sacrificado. En este proceso, el cerdo, la ternera, el buey, el pollo, el conejo han vivido una carga emocional tremenda, el estrés y el pánico sufridos en la matanza quedan plasmados en sus tejidos a través de las hormonas que han generado. Esto es así nos guste o no. A mi personalmente me da mucha rabia porque me declaro totalmente carnívora, lo cierto es que cada vez como menos carne y la reservo para ocasiones especiales o restaurantes donde tienen carne de calidad. Hace ya bastante tiempo que no compro carne para consumo diario, quien me lo iba a decir hace unos años.... pero cuanto más estudio y más leo más me apetecen otro tipo de alimentos.
Pues bien cuando comemos carne ingerimos un alimento contractivo ( yang , revisar el post donde hablo de los alimentos ying y yang) que aporta al torrente sanguíneo una ración extra de adrenalina, por lo tanto el efecto inicial es tonificante.
Cuando nos apetece comer carne físicamente podemos necesitar sal y proteínas y psicológicamente intensidad emocional. Debido esto a un trasfondo de estrés, comer carne se corresponde con la necesidad de sentirse energético. La búsqueda de la carne satisface la necesidad inconsciente de aventura física.
La connotación psicológica que producen las carnes es inseguridad, miedo, agresividad, impaciencia, ofuscación, competitividad, visión materialista y poca tendencia al pensamiento abstracto y a la espiritualidad.
Energéticamente, el huevo, es muy contractivo, muy yang, produce la necesidad de compensarse con alimentos muy ying como el chocolate, el dulce o los refrescos azucarados .
3. LOS LACTEOS: Cuando apetece tomar muchos lácteos, puede que haya una necesidad biológica de tomar grasas y proteinas, pero la tendencia compulsiva a consumir ( yogures, quesos, leche...) está asociada a la búsqueda o necesidad de afecto.
Lo que la persona no encuentra en el plano emocional tiende a buscarlo en el plano físico. El problema es que cuanta más grasa se ingiere más se bloquean los meridianos y el hígado. El sujeto cada vez es menos magnético y pierde su capacidad para atraer el afecto que tanto necesita.
Hay muchos tipos de lácteos; los más blandos ( leche, yogourt, quesos blandos, lácteos dulces) se buscan para sustituir el afecto maternal, tierno. Los lácteos más duros, más salados tienen una connotación de búsqueda de afecto más activo, amoroso.
Cuando hablo con amigas que quieren empezar a cambiar la alimentación siempre les doy nociones muy sencillas, aunque cuesta cambiar rutinas de tantos años, una de ellas es la sal. Todos sabemos que la sal no es buena pero hay que saber que hay sales menos malas. Utilizar poca sal, yo la sustituyo en cocina por el Tamari o salsa de soja ( sin azucares ) y cuando utilizo sal es siempre sal marina.
5. LOS DULCES : En muchas películas vemos a la protagonista atiborrarse de helado después de un disgusto amoroso. El dulce, especialmente si es graso, se busca inconscientemente para sustituir un afecto perdido. Cuando consumimos dulce se buscan mimos y afecto la mayoría de los edulcorantes refinados o químicos producen que baje el nivel de glucosa en sangre al rato de haberlos consumido.
El dulce adecuado lo encontramos en los cereales integrales, las verduras dulces como la zanahorias, la calabaza, los puerros, las melazas de cereales, las mermeladas de frutas naturales, las pasas, los orejones, los pasteles de frutas sin azúcar...
6. EL CHOCOLATE: ya he hablado de este producto en varias ocasiones en el blog y pienso que merece un apartado propio ya que tiene la propiedad de ayudar a liberar la energía estancada en el hígado. Además el cacao calienta el corazón , aumentando la alegría y el tono vital ( no lo toméis por la noche puede desvelaros)
Cuando hay frustración, ansiedad, deseo de liberación, falta de relaciones, la persona adulta puede tender a buscar chocolate.
Cuando se tiende a comer mucha harina, pan o bollería, la persona está buscando conectar con el momento presente. Al ingerir harina se produce una falta de contacto con la realidad. El pan si está elaborado con levadura madre tiene menos efecto de disgregación que el que está elaborado con levaduras químicas.
En oriente, tradicionalmente, se ha comido más grano que en Occidente, y el pensamiento oriental tiende a ser más sintético que el occidental, de tendencia más analítica, debido al gran consumo de harinas.
Bueno toda la chapa que os he metido solo para que reflexionéis a cerca de la importancia de absolutamente todo lo que ingerimos, quizá este post sería mas adecuado en enero, ahora en vacaciones no viene mucho a cuento porque estamos mas relajados en todos los aspectos pero nunca olvidéis que nuestro alimento es nuestro medicamento. Disfrutar de las vacaciones y nos vemos a la vuelta.
Os quiero!!! salud y amor